jueves, 4 de septiembre de 2014

Mi niña de rojo

Oh tu, dulce mortalmente hermosa doncella, tu cantar me desvela esta noche para contemplar tu esplendor tenue, lúgubre de nocturna, me mata. 

Oh tu, dulce mortalmente  hermosa doncella, de sumergirme dame el placer entre tus mas profundos sentimientos, invocar tus lagrimas por el amor eterno.

Es aquella, tu peculiar esencia flotando entre colores, solo disfruto de tu poder, niña de rojo. Femenina delicada, peligrosa...tu sangre es el postre predilecto de la noche... puedo oírte palpitar.

los volcanes de tus islas curvas arden como el fuego y entonces... entre mis manos nuevamente se evaporan tus placeres.

Oh tu, dulce mortalmente hermosa doncella, eres mi complemento y la luz de mi luna que despierta para acariciarme con tu adorado viento.

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