El agua turbia se cristalizada en nuestra pernocta durante las horas gastadas paseando por tu mente. Me espolvoreaste el tiempo sobre tu piel morena. Tu palidez se hace café, y mi sed se hace notable cuando te esparces en mis labios. Tus labios rojo carmesí están veteados por mi locura.
Las pupilas indiscretas pesan sobre mis espaldas. Podria imbuirte de amor y describirte en un texto completo, percibirte desde adentro silabeando tus partículas femeninas con la punta de la lengua. Apaguemos los colores... por una vez mi determinación se estanco en el grito ahogado de tus ojos al respirar mi retirada sin aviso.
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